miércoles, 11 de mayo de 2016

LA MISIÓN




El conflicto tiene como telón de fondo el Tratado de Madrid (1750), entre Españay Portugal.  Como consecuencia de la demarcación de los nuevos límites, la región de las Misiones Orientales, que comprendía los siete pueblos de las reducciones jesuíticas que quedaban en la margen izquierda del río Uruguay, había de pasar a manos portuguesas. Dichos poblados eran: San Borja, San Nicolás, San Luis Gonzaga, San Lorenzo, San Miguel, San Juan Bautista y Santo Ángel.
 
 
Esta resolución, sin embargo, tenía mayor calado del que podía parecer, en tanto que en los territorios de Portugal se permitía la esclavización de los indígenas (en aquella zona eran guaraníes) mientras que en los territorios españoles todos los indígenas eran automáticamente súbditos de Su Majestad, y por tanto gozaban de su protección, por lo que no podían ser esclavizados. 

Esta diferencia en el estatus legal de la población indígena, inflamada de forma velada por los propios jesuitas, provocó la resistencia a entregarse a los portugueses, resistencia que acabó estallando en la Guerra Guaranítica que se extendió de 1752 a 1756, y en la que tuvo gran relevancia el cacique guaraní José (Sepé) Tiarajú, que capitaneaba a los guaraníes, pero que falleció poco antes de la Batalla de Caibaté, la última de dicha guerra, en la que murieron 1.700 indígenas y que enfrentó a los guaraníes contra los ejércitos de España y Portugal que defendían la imposición de las nuevas fronteras.

Finalmente las siete misiones no pasaron a manos portuguesas, pero esta resistencia de los jesuitas y de los indígenas tutelados por ellos provocó a la larga la reclamación española por las citadas siete reducciones. Durante la Guerra de los Siete Años se firmó el Tratado de El Pardo de 1761 que anuló el Tratado de Madrid, por el que España no debía entregar las Misiones Orientales, al tiempo que Portugal retenía la Colonia de Sacramento.
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Del mismo modo, la capacidad de liderazgo mostrada por la Compañía de Jesús, y su capacidad para movilizar una fuerza de miles de personas, que quedó patente en la Guerra Guaranítica, hizo temer a la corona española por la estabilidad en la zona y fue el germen de la motivación para la Pragmática Sanción de 1767, por la cual Carlos III decretaba la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de ultramar.


LAS REDUCCIONES JESUÍTICAS.

ESQUEMA DE UNA REDUCCIÓN





PODER MILITAR



Las misiones guaraníes constituyeron un importantísimo freno a las aspiraciones expansionistas de los lusitanos, que liderados por los bandeirantes se dedicaban a la caza de indios para venderlos como esclavos en São Paulo y Río de Janeiro.

Desde los primeros tiempos de la conquista de América, la corona española otorgó a los indios o naturales americanos, el mismo estatus jurídico de hombres libres, equiparándolos a los vasallos peninsulares. Esta era la condición que tenían los guaraníes en el Virreinato del Perú.

Tras varias incursiones bastante exitosas en 1641 una gran tropa de bandeirantes paulistas fue vencida en la batalla de Mbororé. Estos volvieron a intentar atacar en 1652 y 1676 pero en ambas ocasiones el gobernador de Paraguay consiguió detenerlos gracias a la participación de las milicias jesuitas.

Los permanentes ataques de los bandeirantes forzaron a una mayor militarización de las misiones. Las reducciones empezaron a fortificarse y a formar milicias armadas con armas de fuego y entrenadas en tácticas de guerra modernas combinadas a sus tácticas selváticas clásicas gracias al entrenamiento con veteranos de las guerras europeas.7 De esta manera se constituyeron milicias permanentes a las que, a cambio de participar en campañas convocadas por los gobernadores de Asunción y Buenos Aires, se liberaba de la mita.8 Aparte de esto, los guaraníes cooperaron frecuentemente en los asedios a la Colonia del Sacramento:9 en 1680 lucharon 4000, en 1704-1705 3000 y en 1735-1736 otra vez tres mil.10

Los milicianos guaraníes participaron también de las numerosas campañas de castigo contra otros indios como los guaycurúes, payaguás y mbyás, feroces tribus del Gran Chaco que lanzaban frecuentemente ataques contra las haciendas y pueblos del Paraguay.11 En 1702, además, derrotaron a los charrúas con los que habían entrado en conflicto por extensos territorios de la Banda Oriental aptos para que pastaran sus ganados.12 Sin embargo, la mano de obra guaraní no sería tan solo usada para apoyar en las campañas militares. Altamente cualificados fueron solicitados para ayudar en la construcción de fortalezas, destacando en especial las murallas de Montevideo.

Las milicias de las misiones tuvieron también una participación importantísima en la supresión de la Segunda revolución comunera del Paraguay (1721-1735).13 En 1724, tras años de conflicto entre los comuneros —que entre otras cosas solicitaban que las misiones quedaran gobernadas por corregidores que acabaran con la autonomía autárquica de estas— y los jesuitas en las cortes de justicia, el enfrentamiento se trasladó al campo de batalla cuando éstos últimos, siguiendo las órdenes del virrey del Perú José de Armendáriz, prepararon un ejército de dos mil indios a orillas del río Tebicuary, aunque fueron atacados sorpresivamente por un ejército asunceño superior y vencidos.14 En 1726 los jesuitas, gracias a su apoyo al gobierno real, consiguieron la autonomía frente al gobernador de Paraguay y seis años después movilizaron siete mil indios para defender el Tebicuary de ataques desde Asunción.

LA GUERRA GUARANÍ

 

La guerra guaranítica fue el conflicto armado que enfrentó, entre 1754 y 1756, a los indígenas guaraníes de las misiones jesuíticas y las fuerzas españolas y portuguesas, como consecuencia del Tratado de Madrid (o Tratado de Permuta), firmado en 1750. Cerca de 500.000 kilómetros cuadrados de territorios, dentro del cual estaban los siete prósperos pueblos de: San Luis Gonzaga, San Nicolás, San Francisco de Borja, San Miguel, San Lorenzo, San Juan Bautista y Santo Ángel, además de estancias pertenecientes a las reducciones de: Concepción, Apóstoles, Santo Tomé, Yapeyú y La Cruz que se hallaban al occidente del río Uruguay, debían ser entregados a Portugal y en el término de un año, 29.191 guaraníes debían salir de la región con todos sus bienes y trasladarse al occidente del río Uruguay o quedarse y aceptar la soberanía portuguesa.

Fue una guerra realizada por los Guaranís como mucha destreza, aunque inferiores en campo abierto, fueron muy peligrosos en guerra de guerrillas. Algunos historiadores estiman en 10.000 los muertos entre los indios y en 150 los prisioneros. Las misiones se recuperaron aunque entre  1801-1826, en conflictos posteriores fueron arrasadas por Portugal o abandonadas.


LAS MISIONES





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